Montiel CRUZ
“El inolvidable Mercado de Abasto. Aquí latía el
corazón de La Ciudadela”
El Mercado de
Abasto fue un barrio y colmado de
nostalgia. Tumulto y verborragia. Pura tucumanidad en el habla y en las
costumbres. “El que no corre, vuela” en
el Mercado de Abastos, tras la “prisa”
que se da al caminar en sus angostos pasillos y ante el golpeteo duro que ha
permeado durante los últimos años de la “delincuencia” que va en aumentó y para las Autoridades
Municipales todo es “normal” lo que acontece en su entorno de ese Centro
Comercial el más grande de la Entidad de Oaxaca.
Mientras La Ciudadela se mueve en la manzana
delimitada al interior del Mercado de Abasto, Nuño del Mercado, Las Casas,
Trujano. Entre otras calles aledañas al Mercado de Abasto, el mundo gira a una
velocidad muy particular.
De tal manera que a mediados de los años 60 los
urbanistas coincidían en que no era posible la subsistencia del Mercado de
Abasto en aquella localización. La aldea de 1934 se había transformado, tres
décadas más tarde, en una ciudad tan pujante que no toleraba el tráfico
mayorista frutihortícola a un puñado de cuadras que ya se convirtieron en laberintos
que lanzan a la venta productos tanto “legal-como ilegal” en las calles
céntricas, en los últimos años ha crecido el comercio ambulantaje de manera “alarmante”
que nadie lo ha logrado frenar, lo que atraído que la ola de asaltos que se “disparen” a plena luz del día y nadie
hace nada por ese problema que ha cobrado vidas en el Mercado de Abastos.
Su larga permanencia de los vendedores y
compradores venidos de otros Estados de la República y municipios, tienen que
soportar en ocasiones la ventas
“muertas”, el clima no bueno y estar expuestos a que los amantes de lo ajeno
hagan de las suyas, se entremezcla la “delincuencia”, el mal clima y los grupos
de poder que han echado raíces y se siento
los dueños que se han apropiado
de este Centro Comercial, los días Martes y Viernes son los días de Plaza en el
Mercado de Abasto y hay una gran afluencia.
El Abasto fue barrio y tristeza. Tumulto y
verborragia. Pura tucumanidad en el habla, ahí, los “cargadores”, los
“boleros”, los vendedores ambulantes, los fijos, hacen su “lucha”, cada quien
en veces hacen su “Agosto” y en ocasiones no venden nada, ante la competencia
desleal que se ha acrecentado en los últimos años.
En la historia de nuestra ciudad, en la de nuestra
sociedad, en la de nuestras costumbres, el Mercado de Abasto merece capítulos
minuciosos y coloridos. Un lugar inspirado en todo un “Mini-Tepito. Los “diablos” pechados por sus dueños, forman parte de éste Centro Comercial que tiene
historias “buenas y malas”, como los boleros, los vendedores ambulantes que
forman parte de está historia de Oaxaca.
Los
compradores al menudeo desfilan en la Zona Húmeda y la Zona Seca Fricciones,
choques, agolpamientos, remolinos, se multiplican y suceden entre la
vocinglería de los vendedores, y el rumor constante de las ofertas. Por ahí el
ingenio desborda en un chiste que desparrama la catarata de una carcajada
general. Desplazarse aquí ya está al nivel de la ejercitación y del ritmo. Se
necesita un entrenamiento particular y cierta dosis de paciencia y sosiego
espiritual. Una atmósfera espesa -el arco iris de los olores- tapona todos los
sectores. El mercado funciona en plenitud. Hierve como una caldera".
Tiene su historia el Mercado de Abasto, donde los
compradores y vendedores le dan vida aún mas los días que se efectúa el día de
plaza.