Por Roberto López Rosado
Este sábado primero de
febrero se abre el segundo periodo de sesiones del Segundo año Legislativo de
la LXII federal. Este periodo como el anterior va a ser decisivo en la historia del país. Septiembre,
octubre, noviembre y diciembre del año pasado ha quedado también registrado en
los anales “negros” de la historia de México. Se aprobaron reformas como la
laboral, la educativa, la hacendaria, de telecomunicaciones y la más triste, la más preocupante, la
energética.
Este periodo que comienza
con este año nuevo nos depara nuevas preocupaciones ya que el gobierno, el PRI,
junto con el PAN y sus aliados del Partido Verde Ecologista y Nueva Alianza se
preparan para aprobar particularmente las leyes reglamentarias en materia
energética, es decir, donde estará la llamada “letra chiquita”, donde se dará
la puntilla a la nacionalización petrolera.
En Acapulco, este miércoles
y jueves, las y los diputados del PRD nos habremos de reunir para determinar
nuestra agenda y estrategia legislativa, acordaremos hacer hasta lo imposible
porque las leyes reglamentarias afecten lo menos el patrimonio de la nación y
el de las y los trabajadores y el de los y las trabajadoras del magisterio.
Revisaremos también nuestras propuestas legislativas secundarias de las
reformas en telecomunicaciones y competencia, energética, remuneraciones de
servidores públicos, deuda, pensión para adultos mayores y seguro de desempleo,
político-electoral que incluye la Reforma Política del Distrito Federal;
transparencia, anticorrupción, nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales,
así como los temas referentes al campo y la salud.
Pero al mismo tiempo, el grupo parlamentario y el propio PRD debemos
revisar nuestra relación con el gobierno federal. Si bien en política las
negociaciones entre partidos políticos y gobierno, no debe espantar a nadie,
también es cierto que desde mi punto de vista el PRD en el Pacto Por México no
salió bien blindado y dio de más a cambio de nada. Al menos fue falso aquello
que prometió Enrique Peña Nieto de que el Petróleo seguiría siendo de la
nación, y aunque se insiste que no se privatizará la paraestatal, como quedó
redactada la reforma energética y como buscan quede redactada la reforma
secundaria en materia energética. Es claro que en los hechos las riquezas de
nuestro subsuelo serán compartidas con las grandes empresas trasnacionales. Nuestra
apuesta es porque se respete la Constitución de la República y en las
elecciones del 2015 se lleva a cabo una consulta nacional que eche atrás las
reformas a los artículos 27 y 28 constitucionales que permiten ahora a las
trasnacionales la explotación y aprovechamiento de los recursos energéticos del
país.
Ya lo decía líneas arriba, la tarea no es fácil, nos estamos enfrentando
a fuertes intereses económicos nacionales y extranjeros y al mismo tiempo a
quienes poco o nada les dice lo que significa amar a su país, que son capaces
de entregarlo, a quienes no sobra decirles “traidores a la patria”. Esto,
insisto, no lo vamos a poder cambiar en tanto no seamos mayoría en el congreso,
mientras la población no esté consciente de lo que representa su voto y a quién
se lo da. Es cierto que mucha culpa la tenemos nosotros mismos, la izquierda
por no hacer las cosas bien y no hacer el trabajo correspondiente que haga que
la población nos tenga confianza y vea e nosotros un verdadero cambio que
beneficie a la totalidad de la población.
Esta debe ser nuestra gran tarea, ganarnos la confianza de la población
que nos entregue su voto mayoritario y podamos de cambiar este país de raíz.