La población se queja
que no hay obra y no saben a dónde se va el recurso estatal y federal, además
de violación a los derechos humanos.
Abiertamente encubre el
desfalco millonario del ex edil de ese centro turístico; Lorenzo Lavariega.
SALVADOR GARCIA
MARTINEZ
Gran decepción ha sido
la administración del presidente municipal de Santa María Huatulco Darío
Pacheco Venegas en la víspera de su primer informe de gobierno municipal, la
constante: falta de obras y por ende de comprobación de aplicación de recursos,
trato déspota hacia la población, la creación de un grupo de “amigos” a quien
inyecta recursos y lo peor seguir encubriendo el fraude del pasado edil Lorenzo
Lavariega Arista.
Personas de la
localidad en su mayoría gente del pueblo, empresarios, comerciantes, y
ciudadanos han comentado que ha sido una decepción este presidente que llegó
con una marcada votación y con promesas de cambio y bienestar, sin embargo el
sentir es todo lo contrario.
Indican que a un año de
trabajo no se ve que haya hecho alguna obra de verdadero beneficio a la
comunidad y se la ha pasado en obras sin impacto social, a pesar de decir que
les ha cumplido, para simular que existe obra gasta grandes cantidades de
dinero en espacios mediáticos, lo grave es que
incluso hay medios en la nómina municipal que encubren lo que se hace
mal y magnifican lo poco que trabaja la administración.
En el icónico Huatulco
solo se habla de los escándalos que son comentario obligado, el que más llama
la atención fue el presunto robo de casi un millón de pesos que le hurtaron al
tesorero municipal y que nunca se repuso ni removió al mismo tesorero por ser
persona de su confianza.
Otro escándalo que está
en boca de todo la comunidad fue la noticia publicada en medios nacionales,
sobre una balacera que hubo en unas carreras de caballos en los carriles de la
cabecera municipal, donde policías municipales dispararon y arremetieron contra
la población que los apedreó por el abuso de autoridad al negar un evento de
caballos donde acudieron familias, todo por órdenes de su síndico municipal ,
David Lavariega Ordaz, familiar del ex presidente Lorenzo Lavariega y asi
también de su asesor el ex presidente municipal también de ese municipio
Alfonso Carrasco.
Lo grave de este hecho
es que al respecto existe un video tomado por uno de los asistentes a dicho
evento que fue entregado a la Procuraduría General de Justicia, sin embargo de
manera sospechosa la PGJEO ha
“encarpetado” el caso por órdenes “superiores”, y dicho que están
investigando si el video fue editado para poner contra la pared a Darío Pacheco
lo que habla claramente de un contubernio del edil de Huatulco con las propias
autoridades de justicia del estado.
Junto con los abusos de
autoridad lo que también preocupa a los Huatulqueños es la inseguridad, a la
fecha han aumentado los robos a casas particulares y mano armada, el índice de
homicidios violentos va en aumento, caso concreto en la comunidad “El
Limoncito”, quienes exigieron al Edil con marchas un plan de seguridad para
frenar la delincuencia, plan que a la fecha no ha sido presentado.
Esto ha provocado que a
diario se den marchas y plantones particularmente de los acarreadores de
turistas que exigen la destitución del Director de Turismo Hugo Montejo, quien
se dice acosa a prestadores de servicio, apoyando abiertamente a un grupo de
amigos del presidente municipal dejándolos trabajar sin ninguna regulación.
Otra injusticia que
exigen que sea investigada es la entrega de terrenos para la creación de nuevos
asentamientos, los presuntos colonos que serían beneficiados han manifestado
que están cansados de puras promesas. Eso sin contar los escándalos de los
directores que han sido removidos de sus cargos pero siguen cobrando sin
trabajar dentro de la nómina municipal, que se sabe es de más de 500 aviadores.
Llama la atención
además el endeudamiento que ha hecho del ayuntamiento el presente presidente
municipal por 10 millones de pesos con un banco para llevar a cabo obras, según
argumenta el edil que no recibe recursos presuntamente por estar “peleado” con
Gabino Cué y el secretario de turismo José Zorrilla, quien en su momento
también tuvo vínculos de “amistad” con Lorenzo Lavariega, sin embargo se dice
que muchos millones de pesos se han regresado al gobierno federal por no
utilizarlos estando autorizados porque no hay proyectos de relevancia.
Es de enojo público en
ese municipio también lo que se comenta
en redes sociales sobre sus colaboradores que no rinden cuentas, viajes
ostentosos y tener como coordinador de asesores a un señor de origen istmeño
muy conocido en Salina Cruz, Anselmo Villalobos, que se sabe tiene cuentas
pendientes por desvíos de recursos del diésel que se destina a los pescadores.
Mismo que ahora trabaja
como mano derecha de Darío Pacheco y se dice viajan frecuentemente al DF para
encontrarse con los dirigentes de Movimiento Ciudadano para solicitar dinero
para hacer obras que no son de beneficio como una casa de la cultura de 10
millones de pesos en un barrio alejado de la cabecera municipal, nada más para
complacer a un sector de la población cercano a el sin tomar en cuenta otras
prioridades de beneficio social.
Cabe resaltar que
existe la indignación de la comunidad por la acción de Darío Pacheco Vanegas
por presuntamente encubrir un millonario desfalco del anterior edil Lorenzo
Lavariega, mismo que fue documentado también que utilizaba a policías municipal
para deshacerse de delincuentes de poca monta y de algunos de sus enemigos,
caso que las autoridades siguen investigando.
Finalmente trascendió
que a algunos días de su informe este será breve, maquillado con donaciones,
sin mucho que celebrar para sus decepcionados habitantes por lo que acontece actualmente en el
municipio en materia de rendición de cuentas, infraestructura, seguridad y
violación a los derechos humanos que esta ultima la propia autoridad estatal
pareciera restarle importancia aun
cuando pudieron ocurrir hechos tan lamentables como los que han ocurrido en el
país.
Así un destino
turístico tan importante en el país en manos de autoridades incompetentes que a
nivel estatal como ya es costumbre pasa desapercibido y no se diga a nivel
federal, totalmente en el olvido.