Un vacío de autoridad recorre todo nuestro territorio. La violencia se incrementa en el país y no hay respuestas gubernamentales efectivas.
La terrible muerte de 40 migrantes en la cárcel del INM en
Ciudad Juárez sirvió para evidenciar las condiciones infrahumanas en que este
gobierno opera esas prisiones llamadas “estaciones migratorias”, -donde ni
siquiera les dan agua filtrada-, como se desprende de las declaraciones de uno
de los custodios. Éste explicó que cuando pidió más garrafones, su jefe le
ordenó llenarlos con “agua de la llave”. Y esto, -sumado a otras tantas barbaridades-,
se deriva de la corrupción con que se asignó el contrato de operación, -de
forma directa-, a una empresa privada cercana a la 4T.
Lo que nos queda claro es que el presidente está continuamente
en campaña pretendiendo proteger su proyecto personal, denominado por él
“Cuarta Transformación”.
Todas sus decisiones están encaminadas a blindar la
permanencia de su proyecto en el próximo sexenio y en su atención no tiene
cabida dar respuestas a los graves problemas que cotidianamente surgen a lo
largo del país.
La pregunta entonces es: ¿Quién gobierna?
Tradicionalmente el secretario de gobernación es el
responsable de operar la gobernanza de país. Es constitucionalmente el jefe del
gabinete y por tanto, mueve los hilos de la autoridad del Estado Mexicano para
garantizar la paz social.
Sin embargo, el secretario de gobernación también está en
campaña para convencer al “gran elector”, -llamado Andrés Manuel López Obrador-,
de que él es ese candidato que puede garantizarle la permanencia de la “cuarta
transformación” sin “moverle ni una coma a su proyecto”. De este modo recorre
el país, -donde surgen problemas-, pero siempre con el objetivo “de llevar agua
a su molino” para su proyecto personal, que es la presidencia de la república.
Entonces… ¿Quién gobierna? … ¿Quién hace la talacha gubernamental? … Los
resultados están a la vista con el incremento de violencia y corrupción y también
con el fraude a Segalmex, que es un testimonio muy claro de este contexto de
falta de control, .
¿Y en la Ciudad de México quien gobierna?, pues la jefa de
gobierno está en campaña por todo el país, dando mensajes melosos para
garantizar lealtad a la 4T, -dirigidos indirectamente al gran elector-, quien dentro
de unos meses levantará la mano a su delfín.
A su vez, el responsable de las relaciones internacionales
de México estaba de visita en Nuevo León, -disfrutando de los apapachos del
gobernador de ese estado y regodeándose del éxito logrado al retener la
inversión de Tesla-, mientras los gobiernos de El Salvador, Guatemala y otros
países centroamericanos solicitaban a la cancillería información para
identificar a sus connacionales, convertidos en víctimas durante el incendio
sucedido en la “cárcel migratoria” de Ciudad Juárez”, para así dar respuestas a
sus familiares.
Ahora tenemos a la vicecanciller de El Salvador y otros gobiernos
centroamericanos exigiendo responsabilidades al gobierno mexicano y poniendo a
México, -al país entero-, en ridículo, exhibido como irresponsable.
Este es un país que se ganó el respeto de la comunidad
internacional a partir de sus políticas humanistas, dando asilo a perseguidos
políticos durante la guerra civil española y además durante todas las
dictaduras sudamericanas.
En contraste, hoy se mofan los principales periódicos y
noticieros del mundo de las declaraciones demagógicas que emite nuestro gobierno.
Del respeto que infundía México como miembro distinguido de
la comunidad internacional, ya no queda nada.
¿Y qué podemos decir de la seguridad pública?...
Nuestro Ejército, -que logró una victoria legislativa que le
permite seguir resguardando las calles del país hasta el 2028-, se ha
convertido en empresario, construyendo un tren, una refinería, aeropuertos y
además, administrándolos. Hoy se encuentra compitiendo contra empresas de la
iniciativa privada y está convertido en operador turístico, administrando la
abundancia en un país donde ha aumentado la pobreza.
Por ello, seguramente no tiene el foco de atención puesto en
brindar seguridad a muchas poblaciones ubicadas en los territorios donde
convergen los estados de Michoacán, el Estado de México y el de Guerrero, -hoy
en manos de la delincuencia organizada-, que impone su ley y sus reglas a
ciudadanos vulnerables que son invisibles desde el poder, desde la capital de
nuestro país.
Todos los funcionarios de primer nivel del actual gobierno están
metidos en la política partidista, siguiendo sus sueños y sus ambiciones
personales, para acumular poder, pero… ¿Quién gobierna… quien hace la talacha?
El poder, -cuando no se utiliza para servir a la sociedad-, se
convierte en un capital personal que invariablemente destruye la democracia.
El poder que no se enfoca en garantizar protección al
vulnerable, que no genera oportunidades de desarrollo para quienes hoy están en
la pobreza, ni se convierte en instrumento de unidad e integración nacional, es
un desperdicio.
¿QUE EL PUEBLO DECIDA?
Al opinar sobre el juicio que las autoridades judiciales de
Nueva York han emprendido contra Donald Trump, el presidente López Obrador en
la mañanera del pasado miércoles, se ha entrometido en las decisiones de un
gobierno libre y soberano como lo es el de Estados Unidos.
Además, aprovechó para salir en defensa de su amigo Pedro
Castillo, el presidente peruano que enfrenta un juicio por encabezar un golpe
de estado y pretender disolver el Congreso de ese país.
Propone a las autoridades peruanas que “el pueblo decida”
sobre el juicio que enfrenta el presidente peruano depuesto por las
instituciones democráticas de ese país.
Esto sólo muestra falta de respeto al Estado de Derecho. La
ley no puede subordinarse al estado de ánimo del pueblo.
¿A usted qué le parece?
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