Hector A. Gil Müller
Salomón con toda su sabiduría acertó a escribir: “Hierro
con hierro se aguza; Y así el hombre aguza el rostro de su amigo.” Estar juntos
nos mantiene en constante preparación y mejoría. Ford afirmó que solo
podía llegar más rápido pero acompañado llegaba mas lejos. Pero estar juntos,
cuando los intereses no ceden, cuando los propósitos difieren causa un malestar
que termina por destruir.
El
poder tiende a diluirse, hemos visto episodios que demuestran como los otrora
poderosos se han visto envueltos en conflictos que exhiben su debilidad. Pero
en las crisis tendemos a entregar o dotar de mayor poder. No cuestionamos las
instrucciones del bombero en una catástrofe, nos sometemos a la capacidad de
alguien más. Pericles, el grande, fue llamado el primer ciudadano de Atenas por
Tucídides, su nombre significa rodeado de gloria, y no escatimaron, su periodo
de gobierno fue llamado la edad de oro. Aunque en lo secreto insultaba a sus votantes,
en público con su gran oratoria, llamaba al espíritu ateniense que embelesado
cedía más poder a su líder.
En
el año 431 antes de nuestra era, Esparta se lanzó a la guerra contra Atenas
provocando las épicas guerras del Peloponeso. La estrategia de Pericles fue
sencilla de prever, recluir a la población junto al puerto del Pireo mientras
duraba la intervención militar. Este hacinamiento provocó la aparición de una
terrible enfermedad, una plaga que mató una cuarta parte de la población
ateniense. Esta peste no solo concluyó la edad de oro en Atenas, sino que fue
la causa primaria de la derrota de la democracia y el populismo en Atenas y del
triunfo de Esparta sobre ella. Pericles con sus monumentales discursos, sus
políticas populistas y su capacidad carismática logró ocultar bajo su semblante
fiero de gobernante, que le valió el mote de olímpico, la muerte de sus dos
hijos legítimos a causa de la peste. En el año 429 Pericles murió a causa de la
misma epidemia. Sus sucesores no tuvieron su “pericia” y dejaron de servir a lo
público y tendieron a los malos hábitos, así pasó la decadencia de lo sanitario
a lo social y dio por terminada la época de esplendor.
Así
como la concentración del poder lleva a las dictaduras, la degradación del
poder puede llevar al caos. Para que una democracia funcione es necesario que
existan pesos y contrapesos en toda actividad. Pero las formas y las cosas
también se infectan. Las uniones que se han prometido pudieran separar. Hierro
con hierro se afila, y someter a presión a cualquier ente determina el
potencial que tiene para poder subsistir, juntar lo que no siempre se ha
juntado pudiera ser la antesala de una enfermedad diferente capaz de contaminar
los propios movimientos. Eso pasó con las tribus políticas, con las corcholatas
y seguramente con las alianzas.
La adaptación será una
virtud, y aunque siempre lo fue, hoy, por los tiempos se evidencia más. Escribió
E.M Cioran; “La hora del crimen no suena para todos los pueblos al mismo tiempo. Así
se explica la duración de la historia.” La historia cambia, y las motivaciones
difieren. Quizá sea un preludio que cada vez existan mas alianzas, que los
movimientos sean mas fuertes a los ideales. La falta de oposición es como esa
congregación masiva en un solo sitio, en un mismo tiempo.