Cuba: El hambre y la crisis eléctrica, detonantes de nuevas protestas.


Estallaron protestas en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país, las cuales se reprodujeron en otras localidades


Estas manifestaciones tienen relación con las que hubo en verano de 2021 y son una muestra del rechazo de la población cubana con el deterioro de la situación económica y social de Cuba.

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Cuba: El hambre y la crisis eléctrica, detonantes de nuevas protestas" de Miguel Ángel Rodríguez, miembro de la dirección del Partido Socialismo y Libertad (PSL) de Venezuela y de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores - Cuarta internacional (UIT-CI). 

En este artículo, el autor analiza en detalle la situación cubana y señala cuál sería la vía revolucionaria para salir de la crisis.
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Cuba: El hambre y la crisis eléctrica, detonantes de nuevas protestas

 


 

El pasado domingo 17 de marzo estallaron protestas en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país, las cuales se reprodujeron en otras localidades como Granma y Bayamo.

 

Miles de cubanos salieron a las calles en las protestas más importantes desde las que se produjeron el 11 de julio de 2021; después que se comenzara a aplicar un plan de ajuste que el gobierno de partido único de Cuba llamara “Tarea de Ordenamiento”. Durante los años 2022 y 2023 también se dieron protestas en algunas zonas del país, pero sin el alcance que tuvieron las que se registraron hace una semana.

 

Al grito de “corriente y comida”, cientos de mujeres con sus niños se volcaron a las calles de Santiago, ante el hartazgo por la falta de comida en las bodegas, y largos períodos sin luz eléctrica. Progresivamente se fueron sumando muchos jóvenes y otras personas de las comunidades, mientras las protestas se extendían a otras zonas del país.

 

En las últimas semanas se agravó la crisis eléctrica que ya es un problema endémico en Cuba, y a esto se sumó una gran escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos. En el caso de la electricidad, la situación se profundizó debido a la falta de combustible para abastecer las termoeléctricas, produciéndose apagones de hasta 8 y 10 horas en casi toda la isla. A todo esto se suma una inflación desbordada que ha destruido el poder adquisitivo del pueblo cubano.

 

El sistema eléctrico de Cuba está colapsado desde hace años. De las 8 plantas termoeléctricas terrestres, 7 tienen más de 40 años, encontrándose severamente deterioradas, no solo como consecuencia del bloqueo imperialista, fundamentalmente por la falta de inversión y mantenimiento, ya que el régimen cubano ha privilegiado la construcción de lujosos hoteles y la inversión en turismo al servicio de los negocios con las multinacionales, en detrimento de los servicios públicos y los salarios de las trabajadoras y trabajadores.

 

Ante las protestas, el gobierno tomó policialmente la ciudad de La Habana como medida preventiva ante la posibilidad que la protesta se extendiera a la capital. Asimismo, cortó la conectividad de internet, lo cual no evitó que se difundieran imágenes y vídeos de las protestas.

 

Las verdaderas causas de la crisis social

 

El presidente Miguel Díaz Canel a través de la red social X (antes twitter), achacó a “terroristas” radicados en Miami la responsabilidad de las protestas. Y afirmó, restándole significación a las mismas que: “Varias personas han expresado su inconformidad con la situación del servicio eléctrico y la distribución de alimentos. Este contexto se intenta aprovechar por los enemigos de la Revolución, con fines desestabilizadores”.

 

Esto es completamente falso y alejado de la realidad. Lo cierto es que las protestas son expresión genuina del hartazgo del pueblo cubano ante el hambre, los altos precios de los bienes de primera necesidad, las tremendas carencias y la represión del gobierno de partido único.

 

El régimen cubano también suele achacar los males sociales y económicos que aquejan al pueblo al bloqueo impuesto por el imperialismo norteamericano desde la década del 60. Ese bloqueo criminal ha tenido consecuencias severas en la economía del país, pero no es la causa única de los problemas que afronta Cuba.

 

La causa fundamental del malestar social y de las protestas que se produjeron tienen que ver con que desde hace más de 30 años el régimen cubano avanzó en la apertura de la economía a la inversión extranjera privada, especialmente a grandes transnacionales en el turismo y otros sectores, restaurándose de esta forma la explotación capitalista en Cuba.

 

Esto lo oculta el régimen del Partido Comunista cubano; pero también la prensa mundial patronal para de esa forma decir que a esta situación “es a lo que lleva el socialismo”. Así lo repiten hasta el cansancio Trump, Milei, Bolsonaro y cía.

 

Muchas luchadoras o luchadores todavía pueden creer que Cuba es un país socialista, pero ya no es así. En Cuba no hay ningún socialismo. Se trata de un régimen de partido único represivo que al estilo de China, gobierna para los nuevos ricos y sus alianzas con las transnacionales.

 

En Cuba la economía está dominada por las llamadas empresas mixtas, en las cuales el gobierno cubano está asociado a transnacionales y permite que se trabaje con salarios de 20 a 30 dólares.

 

En la producción del ron existe la Corporación Cuba Ron S.A., formada por empresarios cubanos y la francesa Ricard Pernod (dueña del whisky Chivas Regal). En turismo intervienen las multinacionales españolas Sol-Meliá y Barceló, asociadas con las corporaciones Cubacan y Gaviota, capitales cubanos privados y estatales (en particular de las fuerzas armadas). En níquel y cobalto opera desde 1992 la cubana canadiense Metalúrgica de Moa, con la multinacional Sherrit. En tabaco existe desde 1994 Habanos S.A., asociada a la estatal Cubatabaco y la española Altadis, la cual es propiedad de un grupo inglés, manejando el 80% del mercado mundial de puros. Esta es la realidad capitalista de Cuba.

 

Todo esto ha traído nefastas consecuencias en el terreno social, profundizándose la pobreza y la desigualdad. Trabajadores con salarios miserables, servicios públicos cada vez más deteriorados, en un contexto general de restricción a las libertades democráticas. Mientras que los militares y altos jerarcas del gobierno y el partido disfrutan de toda clase de privilegios. Altos salarios, viviendas de lujo en barrios exclusivos, acceso a dólares, y a las llamadas tiendas de Mercado de Libre Convertibilidad (MLC), donde adquieren toda clase de productos, muchos de ellos importados, y a los cuales tienen escaso acceso la mayoría de las trabajadoras y trabajadores cubanos. Solo los que reciben remesas de parientes o amigos del exterior.

 

Un típico ajuste capitalista

 

En Cuba se anunció para este año un durísimo ajuste, el más severo en décadas, que incluye medidas como un incremento del 25% en la tarifa eléctrica residencial, la triplicación del costo de abastecimiento de agua y un aumento del 25% del precio del cilindro de gas licuado doméstico, y un incremento del 500% del combustible. Se aumentarán las tarifas del transporte público, se eliminarán los subsidios a los alimentos básicos incluidos en la cartilla de abastecimiento; un sistema de distribución de alimentos que existe en Cuba desde la década del 60, cada vez más exiguo. Por ejemplo, en 2003, le daban a la ciudadanía cada mes 207 gramos de café, y el año pasado fueron solo 20 gramos. Mientras el azúcar refinado pasó de 1,6 kilos en 2003 a menos de un kilo en 2023.

 

Por otra parte, se producirá una nueva devaluación del peso respecto al dólar; además se congelará el ingreso de trabajadoras y trabajadores a la planta del Estado, y se aumentará el impuesto a la compra-venta de bienes, una especie de IVA, que afecta a los que menos tienen pegando directamente en el precio de los productos de consumo popular.

 

Esto no es más que un típico ajuste capitalista, similar a los aplicados en otros países de América Latina. Cuyas consecuencias son un deterioro profundo del nivel de vida del pueblo cubano, con el trasfondo de un régimen represivo y autoritario, sin derecho a la protesta, a la huelga, ni a la organización autónoma del pueblo y los trabajadores.

 

El pueblo cubano de nuevo salió a la calle porque no aguanta más la miseria, no soporta más el alto costo de los alimentos, la escasez de medicamentos, los apagones, y las restricciones impuestas por el régimen de partido único a su legítimo derecho a protestar.

 

Lo ocurrido en Cuba se asemeja a las movilizaciones que se dan en otros países latinoamericanos contra los planes de ajuste al pueblo trabajador.

Como socialistas revolucionarios, que siempre hemos estado en la primera fila contra el bloqueo yanqui y contra cualquier tipo de agresión a Cuba, hacemos un llamado a la solidaridad con los trabajadores, la juventud y todo el pueblo cubano.

 

Defendemos su derecho a organizarse, tener libertad para hacer huelgas y manifestarse. En el camino de terminar con el régimen de partido único y lograr un verdadero socialismo, con democracia para las y los trabajadores, la juventud y el pueblo cubano.

 

Desde la UIT-CI damos todo nuestro respaldo a las protestas que siguen desarrollándose en Cuba. Planteamos que al calor de las protestas los jóvenes, los trabajadores, las mujeres, se organicen para seguir enfrentando el ajuste y se vaya conformando una alternativa de izquierda revolucionaria que enfrente al gobierno y se distinga de los sectores de derecha y proimperialistas.

 

Miguel Ángel Hernández, dirigente del PSL-Venezuela y la UIT-CI

 

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