Las elecciones al Parlamento europeo han dejado algunas reflexiones: el aumento de la abstención como consecuencia de un alejamiento creciente de trabajadores y jóvenes de las instituciones y de los partidos en los que se ven representados/as, mientras se deterioran seriamente las condiciones de vida: caída de los salarios y las pensiones, precariedad en el empleo, recortes en los servicios públicos, dificultades de acceso a la vivienda.
Una
abstención que castiga más los partidos de la izquierda parlamentaria y permite
un avance la derecha (el PP europeo) y especialmente la extrema derecha (tanto
el CRE de Meloni o ID de Le Pen), que capitaliza parte del descontento de
sectores de clases medias empobrecidas y un sector de la clase obrera, como ya
ocurrió en las movilizaciones agrarias. La extrema derecha se ha visto
beneficiada del militarismo que han abrazo los gobiernos europeos y el
endurecimiento de la política migratoria que hacía suyo sus postulados
reaccionarios.
Se
ha votado también contra los gobiernos, que son los que han aplicado los planes
de ajuste contra trabajadores y sectores populares. Los grupos parlamentarios
socialistas y de La Izquierda se mantienen, en general pierden cuando están en
el gobierno y crecen desde la oposición. Los grandes damnificados han
sido los liberales y los verdes que habían tenido un alza importante en el
2019.
Esta
combinación de factores ha tenido su máxima expresión en la crisis en los
gobiernos en el corazón la Unión europea: Alemania y Francia, también en
Bélgica, donde cae el primer ministro.
Macron,
que cae 10 escaños, convocó a elecciones generales para el próximo 30 de junio
y 7 de julio en segunda vuelta. Las grandes movilizaciones de los chalecos
amarillos, la lucha contra su reforma de pensiones y finalmente las
movilizaciones del campo, habían hecho caer su popularidad. Ante el genocidio
palestino Macron se situó al lado del estado sionista y reprimió las
manifestaciones de solidaridad con el pueblo palestino. El Reagrupamiento
Nacional (RN) de Le Pen sube 12 como primera fuerza política, también remonta
el PS y sube La France Insoumise.
En
Alemania la crisis de Gobierno es fuerte. Los dos principales partidos el
Socialdemócratas y los Verdes pasan a tercera y cuarta fuerza política tras de
la derecha del CDU y la extrema derecha de AFD, que fue primera fuerza en los 5
estados del este alemán. La socialdemocracia del canciller Olaf
Scholz obtiene un nuevo mínimo histórico 13’9% de los votos. Con la
economía en recesión, con huelgas en defensa de salarios y con una política
completamente alineada con el Estado sionista, el Gobierno ha reprimido
duramente las protestas propalestinas, esencialmente en universidades.
Los
resultados electorales no hacen peligrar los acuerdos entre grupos que regían
para el reparto de cargos en las instituciones europeas, pero la crisis que se
abre en los dos países centrales atraviesa toda la UE, y es también el reflejo
de la que está atravesando los imperialismos de la UE que van perdiendo terreno
ante las otras grandes potencias.
¿Cómo parar la extrema derecha?
La extrema derecha, aunque no crece tanto como preveían las
encuestas, ha obtenido el 24’3% de los votos. Retroceden donde han gobernado
como Polonia. En Francia, la misma noche electoral se producía una
manifestación contra la extrema derecha. Aunque no estamos ante el fascismo
como en los años 30, no hay que minimizar la amenaza que la extrema derecha
supone contra salarios y pensiones, contra los y las trabajadoras migrantes,
contra los derechos democráticos de la mujer o de colectivos LGBTI, contra la educación
y la sanidad pública, contra las medidas obtenidas para frenar la destrucción
ambiental capitalista… Lo estamos viendo en forma de motosierra con Milei o con otras formas de Meloni.
A
los gobiernos de extrema derecha se los enfrenta con la movilización como se
está haciendo en Argentina con dos huelgas generales, o contra la Ley de Bases
y la represión. Y construyendo una alternativa anticapitalista y de ruptura
como hacen nuestros compañeros de Izquierda Socialista con el Frente de la
Izquierda y los Trabajadores Unidad.
¿Pero
cómo parar el avance de la extrema derecha? En Francia, la izquierda
parlamentaria firmó un acuerdo de Nuevo Frente Popular (NFP): La France
Insoumise, El Partido Comunista Francés, el Partido Socialista, Plaza Pública,
Generación-s, Izquierda republicana y la Izquierda Ecosocialista. A ese acuerdo
adhirió el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA-A). Contaría con el apoyo de
organizaciones sindicales y de ONG.
La
presencia entre los candidatos del NFP de François Hollande quien fuera
presidente de Francia entre 2012 y 2017, es toda una declaración de
intenciones. Las medidas que votaron esos gobierno esos supuestos gobiernos de
izquierdas supeditan los intereses obreras a los de la gran patronal, han
aplicado políticas racistas y represivas contra los y las trabajadoras
migrantes y abierto la puerta a la extrema derecha. El programa no pasa de
reformas que figuraron en otros programas y que no se aplican cuando se estuvo
en el gobierno Ya anunciaron que se preparan para la cohabitación con Macron
caso de ganar las elecciones. Sin medidas de ruptura con los intereses de la
gran patronal no hay cambio real. Por ello, son parte del problema, no de la
solución. Y es ese callejón sin salida a la que conducen las políticas de los
supuestos gobiernos progresistas de la Unión Europea (como Alemania, el Estado
español, antes Portugal o Syriza en Grecia quienes abrieron la puerta al
ascenso de la extrema derecha. Por ello es aun más nefasto que el NPA-A,
partido que se reclama del trotskismo, avale el NFP. Y su principal figura
pública Philippe Poutou esté de candidato.
Es
precisa la unidad, pero para la movilización contra los gobiernos –sean del
color que sean- que aplican la austeridad contra los y las trabajadores y
pensionistas, las políticas contra la inmigración o que son cómplices con el
genocidio palestino. Sólo abriendo una perspectiva para la solución efectiva de
las justas demandas de la clase obrera y los sectores populares, bloquearemos
la penetración de la extrema derecha en los barrios.
También
es necesaria la unidad, pero para construir una alternativa anticapitalista al
servicio de las luchas, comprometida con la construcción de un sindicalismo
combativo, que levante un plan económico obrero de urgencia ante la crisis, por
gobiernos de los y las trabajadoras. Un paso en ese sentido en Francia hubiera
sido la formación de un frente a partir de las organizaciones que se reclaman
del trotskismo.
26
de junio de 2024
Lucha Internacionalista (Estado
español),
Movimiento Alternativa Socialista (Portugal),
Partido de la Democracia Obrera – IDP (Turquía),
Movimiento Liga Marxista
Revolucionaria (Italia),
secciones
de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta
Internacional.