Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI
En la segunda vuelta de las legislativas
del 7 de julio, se produjo la gran sorpresa, la ultraderecha de Marine Le Pen
que esperaba ganar las elecciones y pretendía lograr la mayoría absoluta para
llegar al gobierno, sufrió una inesperada y contundente derrota electoral. El
golpe recibido fue muy grande. En boxeo se diría “cayó a la lona”. Pasó de un
primer puesto, de la primera vuelta, a quedar en tercer lugar.
El primer lugar, lo obtuvo la izquierda
del Nuevo Frente Popular (NFP), que, según los resultados oficiales definitivos
hasta ahora, ha logrado 182 diputados en la nueva Asamblea Nacional, donde
tenía 153. En segunda posición quedó la oficialista Ensemble (Juntos) de
Emmanuel Macron con 168, muchos menos que los 250 que tenían. Y tercero, el
Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen, que ya se creían ganadores, con 143
diputados.
De esta forma se les atragantó el festejo
a la ultraderecha francesa y mundial. Se le atragantó no solo a Marine Le Pen y
su candidato Jordan Bardella, a
quien ya veía como primer ministro, sino también a la Meloni de Italia, a los
Bolsonaro, Milei, a los fachos de Vox del estado Español, a los de Chega de
Portugal y al mismo facho, racista y misógeno de Trump.
La alegría se trasladó a miles y miles de
trabajadoras y trabajadores y jóvenes que festejaban en las calles de Francia,
en especial en la Plaza Stalingrado de Paris, que rememora la gran batalla de
la Segunda Guerra Mundial donde empezó a ser derrotado Hitler y el Tercer
Reich. Allí estaban la juventud con las banderas palestinas y carteles de
repudio al genocidio del estado sionista de Israel. Allí estaban miles de las y
los que habían protagonizado las huelgas y marchas masivas, en 2023, contra la
reaccionaria reforma previsional de Macron.
Justamente fue su vuelco masivo a votar, lo
que dio por tierra el posible triunfo electoral de la ultraderecha. La segunda
vuelta tuvo una participación récord de 67,1%.
En las elecciones para el parlamento de la
Unión Europea (UE) del 9 de junio, se había expresado un voto castigo a los
gobiernos capitalistas, tanto de centro derecha (Macron) como de centro
izquierda (la socialdemocracia del estado español o Alemania). Se expresó con
una gran abstención y un alto voto equivocado a sectores de derecha liberal
(Alemania) y de la ultraderecha (Francia e Italia). En Francia ya se daba como
un hecho que la ultraderecha iba a consolidar esa tendencia con lo que se
vaticinaba como “triunfo histórico” de Marine Le Pen. Su fracaso dio por tierra
con ese pronóstico y mostró que la clase obrera francesa y su juventud
combativa y pro palestina, no están derrotadas.
También frenó o relativizó la tendencia
electoral hacia la ultraderecha, la elección del Reino Unido del 4 de julio.
Allí el Partido Laborista (PL), la centroizquierda inglesa, barrió con 14 años
de gobierno de los conservadores herederos de Margaret Thatcher. Fue la derrota
electoral mas dura del Partido Conservador en su larga historia de gobiernos
imperialistas. Sabemos que el Partido Laborista es parte de una centroizquierda
que ya ha gobernado al servicio de la burguesía imperialista británica, con Tony
Blair, entre otros. Pero lo importantes es que millones de trabajadoras y
trabajadores ingleses castigaron a la derecha conservadora con un voto castigo,
en este caso al PL, no a una variante de ultraderecha, reflejando en forma
distorsionada las grandes huelgas que fueron protagonizando entre 2022 y 2023.
En enero del 2024, por ejemplo, se produjo una histórica huelga de médicos.
En Francia el otro gran perdedor, además
de la ultraderecha de Le Pen, es Macron y su gobierno de centro derecha, por
más que logró salir en segundo lugar. Ya en las europeas y en la primera
vuelta, no pasó del 20 por ciento. Pagando así la política antiobrera,
antipopular y represiva de su gobierno como la reforma de las pensiones,
violencia policial, persecusión a los migrantes y apoyo al genocidio de Israel
al pueblo palestino.
Desde la Unidad Internacional de
Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) también sabemos que
muchas y muchos votantes al NFP lo hicieron con la nariz tapada, para parar a
Le Pen y a la ultraderecha, Esa coalición de centroizquierda, de izquierda
reformista, no es parte de la solución sino del problema, algunos de los
miembros que hoy figuran en sus listas han estado en el gobierno o incluso han
sido presidentes como François Hollande, del Partido Socialista (PS) gobernó
para las multinacionales y los grandes empresarios contra la clase trabajadora.
Tal cual lo hacen otros supuestos gobiernos de izquierda como en el estado
español el de Pedro Sánchez (PSOE) o el alemán de Olaf Scholz (PS). Por otro
lado, los demás integrantes del NFP, junto al PS, como la Francia Insumisa (LFI)
de Jean-Luc Melenchon, el Partido Comunista (PC) y las direcciones de las
centrales obreras, no fueron hasta el final en 2023 en la lucha por derrotar a Macron
y su reforma previsional. Se negaron, por ejemplo, a convocar a una huelga
general,
Ahora quieren utilizar su triunfo
electoral para pactar con Macron ir a un gobierno compartido, reclamando tener
el primer ministro. O sea, integrarse a un gobierno capitalista (“cohabitar”).
La historia ya ha demostrado, en la misma Francia (con François
Mitterrand-PS, presidente de la República Francesa desde 1981 hasta 1995), que
los gobiernos de conciliación de clases terminan aplicando los mismos planes de
recorte y ajustes contra el pueblo trabajador.
Desde la UIT-CI, como corriente
internacional de izquierda trotskista, creemos que la única salida para las y
los trabajadores de Francia, es preparase para continuar la lucha y sus
movilizaciones. Tanto para derrotar
definitivamente el peligro de la ultraderecha como para enfrentar al gobierno
de Macron y sus futuros aliados, que seguirán intentando aplicar nuevos ataques
al nivel de vida de las masas y la juventud.
Las elecciones no cerrarán la grave crisis
política burguesa que existe en Francia. Será imprescindible volver a las
movilizaciones en defensa de salarios y de las pensiones, contra las leyes de
migración, en defensa de los sectores públicos como la salud y la educación y en
defensa del pueblo palestino.
Desde la UIT-CI llamamos al voto crítico, en la segunda vuelta, a los candidatos del NFP para parar a la ultraderecha. Y en las circunscripciones en las que la elección era entre Macron y Le Pen propusimos el voto nulo o la abstención. Estuvimos codo con codo con esos compañeros y compañeras que han salido a las movilizaciones y al voto contra Le Pen y la ultraderecha. Ahora es necesario avanzar hacia la conformación de un reagrupamiento de fuerzas, en especial las que se reclaman del trotskismo, para construir una alternativa política anticapitalista y socialista, tomando la experiencia del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT-U) de Argentina. Una nueva alternativa unitaria, de independencia política de clase, al servicio de las luchas, que levante un plan económico obrero y popular de urgencia ante la crisis y que luche en la perspectiva de un gobierno de los y las trabajadoras.