Héctor Gil Müller
Circuló por
redes sociales el calendario de pago de la pensión a adultos mayores que inició
con el régimen obradorista y que se percibe y seguramente es el principal
programa, mediático y económico, de impacto social del gobierno. Esta pensión
entregada con el único criterio del de la edad, ha reunido evidencias de mal
uso y corrupción pero también nobles y hermosas historias de apoyo,
dignificación y recuperación ante lo que desgraciadamente podemos considerar
como una generación abandonada.
Aunque han existido muchas
políticas públicas para este sector poblacional, la mayoría de ellas
asistenciales, disminuyen la autonomía y mérito de los hombres y mujeres que
enfrentan la pérdida de las fuerzas que antes eran la mejor compañía. La
pensión no concluye el problema pero si palea algunos de sus efectos. Dando
algo de ingreso a quienes no o nunca lo tuvieron. Envejecer es dificil, y mas
sin la certeza de un ingreso que alcance al menos en cubrir las mínimas
exigencias de supervivencia.
Circuló el calendario, como
siempre pasa con las cosas convenientes, y en especial apareció una imagen que
incluía los datos oficiales, no pude encontrarla en alguna página oficial pero
si en muchos medios y redes, que decía en su encabezado: “6 años del Triunfo
del Pueblo, amor con amor se paga”, como parte de la misma imagen entre sellos
y consignas oficiales. Esa imagen fue replicada en muchos portales de noticias
e incluso impresa en algunos medios, la información que contenía es correcta
pero esa frase dista mucho de un programa democrático y de buen gobierno.
Los programas de gobierno no
pueden estar sujetos a un contra-pago, cuando un gobernante puede aplicar a lo
que debe la consecuencia de lo que quiere es el principio de la corrupción. El
amor puede originar muchas políticas, quiza no la política pero si sus deberes,
pero no es un valor cívico al nivel de la justicía, la igualdad o la equidad
que son los principios que sustentan un programa que atiende una edad y no una
acción.
Cuando un programa es
consecuencia de un pago, tenemos de causa una acción; ¿será el triunfo del
pueblo?, ¿cuándo triunfó el pueblo?, ¿en la elección de un candidato
solamente?, ésta erronea publicidad ataca lo que tanto se ha presumido, el
carácter constitucional de un programa, que va mas allá de un festejo, de una
votación y de un régimen también. Antíguamente el pago era la acción con la que
el extranjero regresaba a su pago, nombre que era dado a la población no
romana, de ahí que el mensaje romano fuese entregado a los paganos, quienes
vivian afuera de Roma, el pago no cabe en lo público. Pensar que una sancion es
un pago también yerra. Confundir la disciplina para evitar la reincidencia con
un pago, pretende anidar la idea que se puede delinquir mientras se pague. La
impunidad es una consecuencia de ello, aumentar las sanciones pensando que es
aumentar el pago, salda la deuda del que incumple, cuando no necesariamente es
asi, no se limpia la acción. Parecemos la dama que acudiendo a confesión se
lamentaba de los graves, inmorales e impúdicos tocamientos que había vivido con
el vecino. El sacerdote estimó la penitencia en 5 padres nuestros, a lo cual la
dama espetó: Daré 15 padres nuestros porque en la tarde vuelvo a ir con mi
vecino Padre.