Las encuestas preveían un empate técnico y que podía tardarse días en conocerse el resultado, pero la victoria de Donald Trump terminó siendo más rápida y contundente. Ganó en Carolina del Norte y dio vuelta a Georgia, Pensilvania y Wisconsin, estados en los que había perdido ante Biden en 2020. Ganó con el voto popular y se llevaría la mayoría del senado y la cámara de representantes.
Ha vuelto a ganar la presidencia de los
EE.UU. Trump es un ultraderechista, racista fanático, xenófobo, misógino
condenado por abuso sexual, con ideas abiertamente fascistoides. Este triunfo lo están festejando los y las
ultraderechistas de mundo como Meloni, Le Pen, Bolsonaro o Milei.
La pregunta de millones es: ¿cómo pudo
volver a ganar semejante personaje ultraderechista fascistoide? Por la misma
razón que ganaron en otras latitudes Meloni, Bolsonaro o Milei. Y por causas
semejantes por las cuales había ganado en el 2016. Por el hartazgo de millones de personas del pueblo
trabajador y de la juventud que equivocadamente dan un voto castigo a los
gobiernos capitalistas de sus países que bajan el nivel de vida de las masas
para beneficiar a las grandes multinacionales y oligarcas del mundo.
En el caso de EE.UU. expresa el odio de
millones al gobierno capítalista-imperialista de Biden-Harris, quienes perdieron 15 millones de votos en
comparación con las elecciones del 2020. Mas que ganar Trump perdió
Kamala Harris y el partido Demócrata gobernante. Harris no pudo superar la
debacle del partido Demócrata que tuvo que reemplazar de apuro la candidatura
de Biden por Harris. Harris no pudo nunca disimular o esconder que su gobierno
siguió bajando el nivel de vida de la clase trabajadora y de los sectores
populares. No pudo esconder que ella misma persiguió a los migrantes. No puedo
esconder que ella y Bíden encabezan un gobierno que apoyan el genocidio en
Gaza. Que apoyan financiera y militarmente a Israel y su masacre criminal sobre
el pueblo palestino y del Líbano.
Por eso miles de simpatizantes de la causa
palestina iban a sus actos a repudiarla.
Por todo eso no tuvo el apoyo de amplios sectores progresistas ni de la
juventud por su repugnante posición en favor del genocidio en Gaza. Ni la
comunidad negra, ni los latinos han respaldado masivamente su liderazgo. Hasta
Roger Waters y la luchadora ambientalista Greta Tumberg rechazaron el apoyo
tanto a Harris como a Trump.
Trump tuvo el voto tradicional ultra
conservador, racista y de derecha estadounidense, de las comunidades
evangélicas, de las y los anti derecho al aborto y a las mujeres y disidencias.
También tuvo el voto castigo equivocado de miembros de la clase trabajadora,
fundamentalmente blanca, afectados por la crisis social como quedó demostrado en el abandonado “cinturón del óxido” enclavado en
Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Pero también logró sumar una franja
de votos de la comunidad negra, musulmana y latina por el odio al gobierno de
Biden-Harris, y por las mentiras de Trump de “que vamos a cambiar todo”. o
“vamos a terminar con las guerras”. Cuando es un agente de las multinacionales
y también apoya a Israel y al genocidio en Gaza, Palestina y en Medio Oriente y en su primer mandato trasladó la embajada
norteamericana a Jerusalén.
El regreso de Trump a la presidencia es
una nueva expresión de la crisis y de la decadencia social y política que vive
desde hace tiempo el sistema capitalista- imperialista y que tiene su propia
expresión en los EE.UU. El viejo “sueño americano” estalló hace tiempo y se
profundizó desde la crisis económica del 2008. “A julio del 2023, más de 37
millones de personas, el 11,5% de la población, viven en la pobreza y 6,6
millones (el 4%) viven sin empleo. (…). La desigualdad crece y el 10 % de los
que más ganan acapara casi la mitad de todos los ingresos y el 50 por ciento
inferior obtiene solo el 13 por ciento. El sueño americano de la abundancia y
prosperidad, como sostén ideológico del imperialismo yanqui, solo es recuerdo
de un pasado incierto, dando lugar a una creciente apatía y descontento con los
dos partidos burgueses tradicionales, el Demócrata y el Republicano, de los
Estados Unidos. El 48% de los estadounidenses califican como mala a la
situación económica que viven y siete de cada diez estadounidenses (69 %) creen
que la economía está “empeorando” y el 77% está insatisfecho, frustrado o
enfadado” (nota “Estados Unidos: entre la crisis política y las urnas”,
Ezequiel Peressini, revista Correspondencia
Internacional N° 53,
agosto 2024).
La perspectiva del nuevo gobierno del
ultraderechista Donald Trump no traerá mejoras para el pueblo trabajador y la
juventud estadounidense ni las inmigrantes. Menos que menos tendrá nada a favor
de los pueblos palestino y de Medio Oriente, ucraniano o los pueblos explotados
del mundo. Trump seguirá la política de explotación y de gendarme mundial y
genocida del imperialismo yanky. Lógicamente agravadas por sus facetas
fascistizantes y represivas, que no podemos minimizar y debemos enfrentar.
Desde la UIT-CI seguiremos llamando a la
clase trabajadora, a la juventud, a las mujeres, a las disidencias y a los
sectores populares de los EE.UU. ha seguir luchando por sus reivindicaciones,
como sucedió con las huelgas triunfantes de los portuarios y de la Boing, y a
enfrentar desde el 20 de enero de 2025, cuando asuma, al gobierno del
ultraderechista de Trump.
La crisis social y política seguirá
abierta en los EE.UU. Desde Socialist Core, organización simpatizante de la
UIT-CI en EE.UU. llamamos al voto crítico a
las candidaturas alternativas, como el caso de Jill Stein, Cornel West y otros
candidatos independientes como Claudia De la Cruz, del Partido Socialismo y
Liberación. Señalando que “ese voto crítico puede ayudar a fortalecer el polo
de las y los luchadores, quienes se expresaron en las crecientes huelgas, en el
apoyo a Palestina y la lucha de la comunidad negra contra el racismo y la
violencia policial, de cara a los desafíos que enfrentaremos luego de las
elecciones. Gane quien gane, la grave crisis socioambiental y la enorme
desigualdad, así como el propio desarrollo de las luchas populares, plantean el
desafío de la construcción de un partido de izquierda y de la clase trabajadora
donde confluya la nueva vanguardia sindical, juvenil, antirracista y
antifascista, ambientalista y feminista” (ver Declaración “Estados
Unidos: Por un voto de protesta contra los genocidas del partido republicano y
el partido demócrata”)
Desde la UIT-CI ratificamos y apoyamos
todos los pasos que se puedan dar en ese camino de construcción de una
alternativa política unitaria de la izquierda y las y los luchadores de los
EE.UU. por fuera del partido demócrata
que no es más que un vehículo para las derrotas de los trabajadores y los
pueblos.
6 de noviembre
de 2024
Miguel Sorans
Miembro de la
dirección de Izquierda Socialista (Argentina) y de la Unidad Internacional de
Trabajadoras y Trabajadores (UIT-CI)