Estamos viviendo tiempos inéditos. La declaración de Donald
Trump respecto a que Ucrania es responsable de la guerra con Rusia define los
nuevos tiempos, marcados por una alianza entre Rusia y Estados Unidos.
La tradicional rivalidad entre Estados y La Unión Soviética,
cuyo corazón era Rusia, -que dividió al mundo entre socialistas y capitalistas
durante la segunda mitad del siglo XX-, ha sido superada hoy. Parece haber una
alianza entre Donald Trump y Vladimir Putin que pone en riesgo a la OTAN y edifica
una barrera que aleja a los norteamericanos de sus tradicionales aliados, los países
europeos.
Parece ser que hemos olvidado las acusaciones que se
vertieron durante la campaña presidencial en la que Hillary Clinton fue
derrotada por Donald Trump, donde los servicios de inteligencia de Estados
Unidos denunciaron haber descubierto la intromisión de hackers rusos en contra
de Hillary Clinton para debilitarla.
El interés del presidente Trump por acabar la guerra de
Ucrania negociando directamente con Putin, -sin la participación de Zelensky ni
de Europa-, no sólo es una intromisión, sino una inaceptable falta de respeto
hacia otro país, como lo es Ucrania.
Esta participación norteamericana parte del planteamiento de
que Rusia se quede legalmente con los territorios que ya están bajo su control.
Esto está convirtiendo a Donald Trump en el juez que de modo personal define las
reglas de problemas en regiones donde no tiene ni competencia ni legitimidad, asumiendo
funciones que corresponden a organismos con representatividad jurídica como lo
es la ONU.
Su parcialidad en el conflicto “Ucrania – Rusia” pone en
evidencia su alianza con Vladimir Putin, más que el interés de una mediación motivada
por principios y valores morales. Significa el fin de un conflicto aniquilando
al más débil de los contendientes y de paso sacando un beneficio particular,
como lo es su pretensión de exigir a Ucrania una retribución por 500 mil
millones de dólares, como compensación por la ayuda recibida durante tres años por
parte del gobierno del presidente Biden, deuda pagadera en especie a través de
la cesión de derechos de explotación para extraer de este país minerales
críticos y tierras raras que se utilizan con fines tecnológicos.
Definitivamente el gran carisma personal del presidente
Trump ha logrado este liderazgo global que le está permitiendo intervenir, -desde
una posición de poder-, en asuntos que involucran a terceros países, como lo es
el caso de la pretendida compra de Groenlandia, -que hoy forma parte de
Dinamarca-, o su exigencia respecto a recuperar el Canal de Panamá.
Sin embargo, la política exterior del presidente Trump no
parece estar guiada por el “expertise” de la diplomacia norteamericana, -siempre
sustentada en principios democráticos-, sino en sus ideas personales y su
visión del mundo, donde los intereses que generen beneficios a su país son
destacados de forma primordial.
Llama la atención el silencio de las voces claras y
honorables de la política y la intelectualidad norteamericana frente a estos
desfiguros.
Lo que parecía una cruzada a favor de un regreso a los
principios del capitalismo progresista y el respeto a la democracia, -y en
contra del socialismo populista-, hoy se desvanece frente a actitudes como
tachar a Zelensky de dictador pero no poner reparo frente al autoritarismo de
Vladimir Putin, quien gobierna la Federación Rusa desde el año 2000, salvo un
periodo en que dejó en el cargo a Medvédev, para retomar el poder después. Aliarse
con un dictador que encabeza el régimen comunista original, destruye las bases
de cualquier cruzada democrática.
Frente a este escenario generado por un líder impredecible, -ante
el cual ninguna negociación es definitiva-, México no debe permanecer aislado,
pues quedaría en posición vulnerable. Para bien o para mal nuestra larga
frontera de más de 3,000 kilómetros nos genera riesgos, pero también
oportunidades de negociación.
Evidentemente nuestra negociación frente al gobierno del
presidente Trump debe ser muy estratégica y racional y nunca visceral. Hasta
ahora la presidenta Sheinbaum parece estar reaccionando con sensibilidad e
inteligencia. Sin embargo, las alianzas fortalecen y simplemente la percepción de
ellas proyecta solidez.
Se vuelve imprescindible acercarse a Canadá y hacer alarde
de ello. Con este país tenemos ya una alianza a partir del T-MEC, pero es
conveniente fortalecer los lazos de colaboración al grado de una hermandad, lo
cual generará la percepción de una pinza territorial. A ambos países nos vuelve
vulnerables el aislamiento frente a un socio y vecino tan poderoso.
Además, fortalecer lazos con la Unión Europea aumenta la
percepción de fuerza, todo esto sin descuidar nuestras negociaciones directas
con la administración Trump.
FOTOMULTAS EN CARRETERAS
El Gobierno Federal analiza poner equipo de fotomultas para
reducir los accidentes. Sin embargo, ¿por qué no se preocupan más por reducir
la inseguridad en carreteras y autopistas?
Poner cientos de drones a sobrevolar nuestras carreteras y
muchas patrullas de la Guardia Nacional que acudan en apoyo de los ciudadanos, con
toda certeza las hará más seguras.
LA HONESTIDAD PARTIDISTA
La noticia publicada en el periódico Reforma de que el
morenista Carlos Candelaria López, -que fuera director de delegaciones de la
SRE-, fue vinculado a proceso por
extorsionar a dos subordinados, -Juan José Varela López y Javier Martínez
Baltazar-, cobrándoles mensualmente un porcentaje de su salario, pero terminó
siendo rescatado por el partido de la “honestidad valiente” con una diputación
federal que lo puso a salvo de la justicia otorgándole fuero e impunidad, -pues
el juez tuvo que detener el proceso-, define la nueva moral morenista.
Lo que queda claro es que para ese partido la justicia no se
sustenta en valores morales, sino en conveniencias políticas.
MÁS PENDIENTES Y SOSPECHAS
En el reporte de la Cuenta Pública 2023, -que corresponde al
gobierno del presidente López Obrador-, realizado por la Auditoría Superior de
la Federación se evidencian irregularidades por casi 52 mil millones de pesos.
De esta cantidad poco más de 11 mil millones son dinero no justificado o
desaparecido por el Gobierno Federal y casi 41 mil millones son faltantes del
presupuesto ejercido por estados y municipios. ¿No se van a ejercer acciones
jurídicas en contra de los responsables?
Seguramente la bancada que controla el Congreso prefiere no
hacer olas que exhibirían a algunos importantes militantes de su partido y mejor
concentrarse en tómbolas y otros distractores.
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