Héctor A. Gil Müller
La palabra amenaza proviene del
latín “mina” que hacia referencia a los salientes en los caminos que se
instalaban por los soldados romanos alrededor de los campos militares. Así
evitaban ellos cualquier entrada enemiga protegiendo con esas “minas” la
seguridad de un campamento. De ahí nos viene el vocablo mina que en el argot
balístico constituyen los explosivos en el camino. También la palabra “eminencia”
para referirse a esos salientes del promedio, el mentón como una saliente del
rostro y tambíen amenaza, un saliente que representa un peligro. La amenaza
siempre es desgastante, es una duda tratada como peligro. Un golpe que no llega
pero alerta de su llegada.
Trump ha cumplido su inicial
dicho de postergar un mes mas los aranceles y pareciera poco a poco ir quitando
empresas americanas de su lista de afectados y al mismo tiempo seguir
presionando los productos mexicanos en su territorio. Un inexistente tratado de
libre comercio que palidece ante los cambios y dichos del mandatario americano.
Esta nueva amenaza ha visibilizado una posición debil del gobierno mexicano que
pareciera atender las amenazas con cumplimiento, mostrando que son el camino de
la imposición. La presidenta Sheinbaum ha entendido el contexto y ha llamado a
tratar las amenazas arancelarias como un asunto de dignidad. Dignus proviene de
una raiz indoeuropea “dek” que significa “acción de tomar o aceptar”. Se
pretende tomar un trato diferente y para ello, ante una crisis política interna,
está aprovechando la crisis para fortalecer su mensaje empresarial y llegar a
una clase economica ajena hasta ahora a la cuarta transformación. Al mismo
tiempo aprovechar el bono político citando a una gran concentración en el zócalo
capitalino. La convocatoria sigue
avanzando y pretende ser un
aprovechamiento interno para mostrar y fortalecer el músculo político.
Ante una amenaza, cualquier
organismo tiene cuatro caminos; el ataque, la huida, la sumisión y la
paralización. Esta lección biológica parece replicarse hasta en nuestro propio
cuerpo, afirmaba Hammer el médico que compiló la famosa medicina
psicobiológica. Los órganos pueden atacar produciendo mas células hasta
tumorarse, huir y ulcerarse o desgastes, someterse en un mal funcionamiento o
paralizarse. Una amenaza deja ver un cambio de circunstancias, peligra una
condición por una situación y daña la continuidad de la armonía.
La felicidad es olvidar el dolor
de un mal pasado y vencer el temor de un mal futuro. Las amenazas arancelarias
nos mantienen pensando en la llegada de un dificil porvenir, ¿cuándo no lo ha
sido?. Mientras todo esto pasa, el sector empresarial mexicano afirma; “no
podemos vivir bajo amenazas mensuales”. Refiriendose al nuevo llamado de Trump
de postergar un mes más los aranceles a las importaciones mexicanas. La
presidenta Sheinbaum insiste en la solución diplomática y buscará una llamada
con el mandatario estadounidense a la par de una coordinación con otros paises
afectados, mencionó Canadá, pero habrá que esperar si incluye a China en esa
frase; “otros paises”. La producción mexicana siempre ha sido deseable, una
mano técnica capaz y fuerte por un precio competitivo. Como país hemos
dependido del comercio americano, le hemos dado la espalda al mar, preferimos
los mercados inmediatos a los mediatos, seguramente habrá de cambiar esa
posición, estamos en la frontera.